Esto fue una especie de intento de hacer un diario con sentido, nació un Otoño hace unos cuantos años y como las historias que cuentan ya no resultan reelevantes he decidido publicarlo.
Lunes por la mañana
Me molesta la luz artificial a mitad de la mañana, en
realidad no me gusta nunca, prefiero la luz natural o la obscuridad, pero no
tengo remedio que aludir a ella, el sol no está lo suficientemente alto como
para hacerse pasar por la ventana de la cocina. La mañana sabe a lunes, el
primer día de la semana lleva siempre retales del domingo colados en su
silueta, los asuntos de los días de descanso aun no se resuelven del todo y los
restos de las lágrimas de la noche anterior permanecen en la taza de café
matutino.
Me gusta leer por la mañana, la lectura es más tranquila,
sin un objetivo fijo más que el de ser letras armónicas que pasan frente a mis
ojos retratándome otro lunes, de otra época, de otra persona, con los mismos
pensamientos. Yo también tengo esa “nausea” apática.
Miércoles a la hora de comida
El sol está decadente, es el otoño, una nunca sabe que hacer
con este frío incipiente, pero ya se respire el invierno, recuerdo mi lectura de
ayer, era un cuento para niños sobre el Halloween, hablaba de los cambios,
octubre es siempre el portal hacía la obscuridad, los antiguos habitantes de la
tierra le temían al final del verano, era como sumirse en una noche profunda
que parecía no tener final, sin embargo hay que aprender a adaptarse a los
cambios, y saber que no solo existen, sino que también son necesarios.
Salgo, necesito algo de la tienda, saludo al vecino, o mas
bien me despido de el, se marcha, fumaba un cigarrillo y tenía algo en el
rostro, es algo en las personas que se están enfrentando a un cambio de vida,
algo en ellos es Nuevo, por un momento envidié eso, una vida adulta, una vida
ajena, llena de cosas, o tal vez vacía de cosas, eso no importa, es otra
existencia, hay otros sabores, otros olores, otros pensamientos en ella, otro
rostro frente al espejo, y también cambia.
Me gustan los hombres, no me refiero al aspecto sexual, me
pasa en especial con los ancianos, y también con ciertos hombres adultos, es
como si escondieran una sabiduría diferente, una plenitud propia únicamente del
sexo masculino, no se preocupan tanto por los sentimientos como las mujeres,
por eso su existencia pasa de otra manera, mas pausada. Me gustaría
introducirme en sus cabezas y ver el mundo desde su perspectiva, tener sus
preocupaciones, conocer sus miedos, sus sentimientos. No quiero generar confusión no soy humanista, no es un amor por la raza,
sino por cierta porción de un género en especial. Hay algo en ellos que me
gustaría tener.
Como el anciano del domingo regando las plantas por la
mañana, era todo tan concordante, como si debiera estar justo ahí a la edad
exacta que tiene y no podía haber sido de otro modo que domingo, el domingo por
la mañana era el momento justo para que ese anciano en su camisa violeta
saliera a regar las plantas, a sembrar un poco de aroma a primavera tardía en
la primera mañana de invierno. Tenía cierto sentimiento poético derivado de su
significado puramente mundano. En ese momento quise ser un anciano en una tarde
de domingo regando plantas.
El encanto de la vejez, como lo menciona Milan Kundera, es
la falta de futuro, ya no hay a que temerle el futuro es el presente el ahora es el mañana ya no hay
mas, pareciera una vida que ya no tiene que preocuparse por la estética que
tanto mortifica a la juventud, ni por la economía causante de cefaleas en la
vida adulta, ni siquiera por la vida sentimental, todo ha pasado ya, entonces
uno se levanta temprano y sale a regar las plantas, o tal vez a tomar una taza
de café tranquilamente, leer sin otro objetivo que el placer de hacerlo, parece
todo tan apacible, justo al final, cuando ya no queda nada por hacer mas que
actuar de espectador.
Pienso en tí, es inevitable pensar en ti, te extraño, pero
parece lógico que si pensabas marcharte fuera en octubre, el mes se acaba en 9
días, quisiera que ese fuera el tiempo de vida para lo que siento por ti
Me temo que no es así. Me inquieta el hecho de que hemos
concertado una cita para mas tarde, se que será la última, desearía que no lo
fuera, o ¿tal vez no? tal vez, solo tal
vez, esto sea el preludio a algo, sin embargo no tengo idea de lo que puede
ocurrir
Todo pasa en octubre
Por la tarde
Hay algo en la ventana, es una luz que ya he vivido muchas
veces, algo sutil, casi imperceptible que me déja un sabor a déjà vu me he quedado pensando en la
última clase de psicología en la que hablábamos de la reencarnación, y si ya
hemos estado aquí, si ya nos hemos encontrado antes? Nos separaríamos por las mismas cosas? Una y
otra vez en un eterno retorno hasta corregir las faltas?, no lo alcanzo a
entender del todo, lo que es muy cierto es que hay miles de cosas que no
podemos explicar, y entonces regresamos a ese pensamiento mágico. Y discernir
entre lo verdadero y lo falso en ello es como lo decía el doctor, lanzar una
moneda al aire en equidad de posibilidades, pero es siempre el resultado asi de
equivalente, no hay medias tintas, que
pasa si dios juega a los dados? Que pasa cuando el dado cae sobre su arista?
Pienso en ti, de Nuevo, pero ya no se que es lo que pienso.
La cosa con los pensamientos es que no tienen rostro, se pueden estirara hasta
el infinito, pero eso no quiere decir que siempre sigan una línea recta ni continua.
Jueves en la tarde
Ahora pienso en la existencia, no en la mía, sino en la
tuya, o mas bien en la ausencia de ella, me doy cuenta de que la única manera
de no extrañarte es la de darme cuenta que las cosas y las personas existen
sólo en la medida que rozan nuestros sentidos, si no estás frente a mi, tangible, eres tan sólo
una idea, un concepto, de algo que amoldo para crear la imagen mental de lo que
me es útil en ese momento, una idea de amor, de odio, de celos, de pasión, de
ternura, de angustia, de cualquier cosa menos de ti, cuando no estás frente a
mí eres tan sólo una máscara que utilizo para que mis sentimientos tengan forma
y sustentar las escenas mentales en las que me embarco con ellos.
Cuando estamos frente a frente, te vuelves real, materia,
existencia pura, independiente de mi, ya no te amoldas a mis “momentos
perfectos”, eres una persona aparte con una historia propia que intento
torpemente mezclar con la mía, no siempre funciona, la mayoría de las veces
vivimos historias simultáneas sobre el mismo escenario, con distinta trama.
La historia que viví contigo todo el tiempo fue completamente
diferente en tu cabeza, y de pronto, al poner las cartas sobre la mesa, ambas
tramas se miraron de frente, desnudas, indefensas ante un extraño, ante un
espejo que no habían conocido nunca, empañado, amorfo, espejo ventana, espejo
laberinto, espejo de vidrio viejo, fragmentado, de un color diferente, se
dieron cuenta de que en todo este tiempo no hicieron mas que intentar abrazar a
un ser imaginario, se quitaron las vendas de los ojos para descubrir su
carencia de córneas.
De nuevo es “esa” hora de la tarde, pero ha perdido ese tono
de “deja vu”, tu ya no estas, nunca volveras a estar conmigo a esta hora, en este lugar, nunca volveré a
encontrarte sentado en el portal, mirándome fijo con tus ojos negros que
intentaban desesperadamente nadar en el verde de los míos sin ahogarse, no lo
lograron, no supieron penetrar de la manera apropiada. No se que veías a través
de tus pupilas cuando me mirabas de esa forma, era como si me inventaras de
nuevo para ti, me gustaría conocer a la mujer que besabas mientras me tenías en
tus labios.
Y sin embargo se respira “algo” en el ambiente, esta mañana
he descubierto que tengo ahora yo esa expresión que hace un dia o dos envidiaba
de las personas que pasan por un gran cambio, estaba frente a mi, bajo el
maquillaje y encima de el , en el perfume, en la ropa, en el invierno que
tocaba la puerta sigiloso, cómplice.
Respiré como nunca lo había hecho, supuse que te extrañaría
y estaba en lo correcto, pero ahora puedo concebir que será momentáneo, me
sentí liberada, sin el peso del amor sobre mis hombros, lista de nuevo sin
equipaje para lanzarme de nuevo en cada libre hacia lo inesperado, dispuesta a
toparme con algo nuevo “ algo nuevo” sin
duda, es eso lo que necesito, algo que sea diferente y al mismo tiempo igual a
lo que he conocido, no se como describirlo, se que debe haber mas vida a la
vuelta de la esquina y estoy loca por ir a buscarla, como si nunca me hubiera
dado cuenta de mi libertad coartada hasta ahora que la he recuperado.
No se que día es hoy
Salgo a caminar de nuevo, el año avanza tan a prisa que se
han borrado ya la mayoría de las hojas secas en el pavimento, ahora solo queda
el frío, ahora que sigues ausente y que sigo extrañándote tanto, ahora que me
he cansado de buscarte en otras caras, todo parece repetirse.
Entro a la tienda y entran dos mujeres una agarrada de la
otra, piden una veladora, en sus ojos se dibuja una melancolía perfecta, como
si tuviesen la medida justa de tristeza, sus colores son opacos, una es muy
delgada, la otra algo vieja, algo torpe, se guían mutuamente, como un par de
ciegas, son crepusculares, parecen salidas del país de octubre, se marchan, me
marcho, de vuelta a casa me topo de nuevo con el anciano, su camisa no es
violeta, ahora lleva un suéter ocre a cuadros, un pantalón marrón, camina justo
por la mitad de la acera, pasa justo debajo de un árbol cuando este va
desprendiendo sus últimos rayos, tiene el horizonte de fondo, me estremece el
corazón, son momentos perfectos, momentos que no se dan cuenta de su propia
existencia, instantes que nadie nota y que se esfuman sin haber visto la luz.
Regreso a casa, prendo mi veladora, las mujeres me hicieron
sentir la necesidad de comprar una yo también, me preparo un café, ahora sabe
diferente, sabe a ausencia, me siento a escribir frente a la ventana, la tarde
dorada, la noche presente, la catedral mirando fijamente a la ciudad, el cielo
sin golondrinas, Sabina de música de fondo…y de nuevo pienso en ti.